En 2018 Terry Gilliam estreno la película The Man Who Killed Don Quixote. El proyecto comenzó en 1991 y tuvo un primer intento de rodaje en el año 2000.
Para llegar al primer rodaje el año 2000, pasaron 10 años de desarrollo de guion y producción, una serie de productores e inversores y dos intentos previos de empezar la película. Una vez pusieron en marcha el rodaje, tuvieron que enfrentarse a estruendosos F16 del ejército español que sobrevolaban el set de rodaje, tormentas apocalípticas en las Bárdenas reales y a la hernia discal que sufrió el actor principal, Jean Rochefort, cabalgando a Rocinante, que le obligó a abandonar el rodaje. Estos hechos paralizaron el rodaje e hicieron que el guion de la película pasase a ser propiedad de la aseguradora después de pérdidas millonarias. Estos hechos están recogidos en un maravilloso documental llamado Lost in la Mancha que podéis encontrar en la plataforma Filmin.
“Así son las obsesiones, dejas que te lleven por el camino del abismo” Terry Guilliam
Pero Terry Gillian persevero. Lucho para recuperar los derechos sobre la película y en 2009 comenzó a trabajar de nuevo sobre su guion, volviendo a poner en pie la producción, que finalmente se rodó en 2017. Durante la filmación de la película se grabó un nuevo documental He Dreams of Giants dirigido como Lost in La Mancha por Keith Fulton y Louis Pepe, que también podéis encontrar en Filmin.
En He Dreams of Giants, Gillian declara de The Man Who Killed Don Quixote, “No es una película, es una enfermedad“. El paralelismo entre Gilliam y Don Quijote quizás sea la razón de su obsesión, la capacidad que tienen de soñar e imaginar cosas imposibles, incluso inexistentes, y llevarlas a término con una determinación asombrosa. Los dos luchan a favor del poder de la imaginación contra las fuerzas de la razón.
La relación de Gilliam con Don Quijote, relación por la que también pasaron otros creadores como Orson Welles, puede ser definida como locura, pero también como determinación, y contiene una extraordinaria capacidad de resiliencia. En el caso del Quijote de Gilliam, creo que es tan importante el proceso de trabajo como el resultado final.
Escoged vosotros/as en que categoría queréis colocarlo; locura o determinación, a veces me pregunto si alguna vez he tenido la determinación de Gilliam, pero también si me imagino imposibles como el Quijote.
Os escribo desde El Palomar de Jose en el Raval.